martes, 14 de mayo de 2013

¿Se puede medir el aprendizaje?


Durante toda mi vida escolar pensaba que el examen certificaba quienes eran los niños listos y quienes los torpes. Que quien tuviese la mayor nota era el que más sabía. ¿Pero esto es realmente así? ¿Quién tiene un 9 sabe más que quien tiene un 5?

¿Se puede medir el aprendizaje? Pues según de lo que enseñes en clase, podemos medirlo o no. Por ejemplo, puedes medir si un niño ha aprendido a sumar o a restar poniéndole una serie de sumas y restas y comprobando si las ha realizado correctamente. Según el porcentaje de aciertos, tienes una nota. Y aún así, puede que el niño tenga un despiste y en realidad, sabiendo la respuesta, se equivoque. Pero bueno, digamos que sí se puede medir.

Para los maestros tradicionales, sí se puede medir el aprendizaje. El caso es que si pones a dos maestros a corregir el mismo examen, probablemente la nota será diferente.  ¿Cómo se mide entonces? ¿Para unos de una forma y para otros de otra distinta?
¿Es necesario un examen para saber si el niño ha aprendido? Es más, ¿mediante un examen se sabe lo que el niño aprende, o una memorización del niño para ese día que probablemente no le servirá para el futuro?

Como bien dice Paco Espadas, “la sanción en forma de suspenso no sólo no acelera el proceso de salida de las aulas sino que, si se les crean falsas expectativas al respecto, estimula las conductas negativas de quienes quieren abandonarlas lo antes posible”. Si en la enseñanza obligatoria, además realizamos exámenes en los que el aprendizaje memorístico es el más valioso y además, el que menos gusta, es de lógica que los alumnos quieran salir de allí cuanto antes. Y más si hablamos de alumnos que no tienen el apoyo familiar suficiente o un ambiente social adecuado.

Mi grupo y yo entrevistamos a Esther Mena, docente de la universidad de Málaga que trabaja en clase con rúbricas, otro método de evaluación. La principal ventaja de esta rúbrica es que los alumnos pueden saber casi al 100% como llevan la asignatura, y qué es lo que más se valora en clase, pues estos porcentajes son acordados a principio de curso (entregar un trabajo a tiempo, la originalidad, el insertar imagen…). Lo veo como un método de evaluación mejor que el examen, pero desde mi punto de vista no la llevaría a cabo en mi clase, pues se sigue calificando al niño con los contenidos que el profesor ha expuesto, sin dar pie al pensamiento y reflexión propia del alumno. Es cierto que el alumno puede llegar a modificar el porcentaje de importancia de un contenido de la asignatura, pero el poder final lo sigue teniendo el profesor.

Esther critica la escuela secundaria, pues ella tiene la experiencia de que solo se valora el examen final, dejando de lado el trabajo del resto del curso. Ahí coincido con ella. Es inconcebible que un solo examen (o tres, o los que se hagan) condicionen un curso entero de trabajo. Más que nada porque, como he dicho antes, el que aprueba ni significa que durante el curso haya aprendido más que el que suspenda. Intervienen muchos factores, algunos ya mencionados.

Los exámenes, como dice Fernando García Gutiérrez, son más “un mecanismo de ejercer poder que de evaluar conocimientos”. Elegir lo que deben estudiar, como debe expresarlo en el examen, como deben hacerlo, el no poder ayudar o ser ayudado por los compañeros...

Desde el lado constructivista, y desde mi pensamiento, no se puede medir el aprendizaje. Si le encomendamos a un grupo que realicen un trabajo de un tema donde ellos tengan que investigar, reflexionar y exponer sus opiniones, ¿cómo medimos lo que ha aprendido? ¿Cómo sabemos si han trabajado en grupo? ¿Y si lo que supuestamente opinan es en realidad lo que el profesor quiere escuchar de ellos? ¿Cómo sabemos el punto de partida que tenían y lo que han avanzado en el tema? En mi opinión, no se puede medir el aprendizaje y si se mide, no lo considero aprendizaje

lunes, 29 de abril de 2013

¿En qué consiste crear las mejores condiciones para que los alumnos aprendan?

Estoy aquí para hablar de una de los temas que debe cambiar de cara al futuro para que haya una evolución educativa factible: el papel del alumno y del profesor.

Estamos acostumbrados a ver profesores que se sientan en una silla y escupen durante una hora conocimientos vacíos sin ton ni son. Es lo que hemos visto (bajo mi experiencia) toda la vida. El profesor era (y sigue siendo en la mayoría de los casos) un transmisor de conocimientos, mientras que los alumnos son un objeto más en la clase. Pero con el continuo avance de las tecnologías y con la llegada de Internet en concreto, sabemos que todo lo que explica el profesor lo tenemos en mil páginas web, ampliado y mejor explicado. Entonces, ¿para qué vamos a la escuela?

Antiguamente, nuestro Entorno Personal de Aprendizaje (PLE) se basaba en el profesor, un cuaderno y un bolígrafo. Actualmente, disponemos de muchísimas cosas más gracias a Internet (redes sociales, blogs, pizarras electrónicas...). ¿Por qué no lo aprovechamos al 100%? ¿Por qué hay profesores a los que parece que les da tirria usar Internet, si incluso ellos lo pueden utilizar para aprender?

Toda la vida hemos visto a niños llorar cuando entraban a la escuela, como si fuesen a recibir una tortura diaria. Y es que tener a un niño cinco horas sentado escuchando algo que no les interesa es muy parecido a una tortura para él.

Hay que empezar por cambiar el rol del alumno y del profesor. El profesor tiene que perder ese protagonismo del que dispone por tradición. Los alumnos deben ser los dueños de su aprendizaje. El docente debe ser capaz de guiar al niño y de darle todas las ayudas posibles para que pueda reflexionar y analizar por su cuenta hasta llegar al aprendizaje. Solo así haremos que los niños puedan ir con ganas al colegio, que vayan motivados. Porque un niño que no está motivado pierde muchísima capacidad de atención, si no la pierde toda. El profesor debe despertar la motivación intrínseca del alumno. Que el niño quiera aprender porque sí, porque le sale de dentro.

Tradicionalmente se ha enseñado a los alumnos procedimientos teóricos, sin hacerles llevar esa teoría a ningún caso práctico. Esto, además de aburrir al niño, hace que lo que aprendan solo lo usen dentro de la escuela. Cuando salen de ésta, salen ellos, pero sus conocimientos se quedan dentro. Forman parte de la escuela, no de él mismo.

Como bien dice Ken Robinson, las escuelas están destruyendo la creatividad de sus alumnos. Para empezar, las actividades que tienen que ver con el arte (dibujo, música, danza...) están desprestigiadas, y la mayoría de personas (tanto fuera como dentro de la escuela) piensan que no sirven para nada, ya que el niño no se va a dedicar a nada de eso. Puestos así, tampoco damos matemáticas, pues nuestro niño tampoco creo que estudie economía o finanzas. Por si fuera poco, la escuela acostumbra a realizar tareas en los que solo tiene cabida una respuesta. Otro ejemplo "anticreativo". Si al menos diéramos al niño la oportunidad de investigar por su cuenta, que realice encuestas a personas de la calle, que reflexione él mismo, que llegue a SU propia conclusión, daríamos un gran paso en la educación.

En conclusión, una escuela donde los alumnos sean los protagonistas, donde el profesor les ponga a disposición todo tipo de ayudas para que aprendan a valerse por sí solos, y donde la tecnología juegue un papel fundamental, será una escuela donde los niños van a aprender, con total seguridad.


jueves, 18 de abril de 2013

¿Se puede saber ser maestro antes de ser maestro?

La pregunta parece difícil pero su respuesta es muy sencilla. Por supuesto que se puede (y se debe) ser maestro antes de tener tu titulación. El problema es qué es ser maestro para nosotros.

Personalmente, yo soy partidario de que todos tenemos que tener un poco de cultura, aunque la información que sepamos se encuentre en Internet. Pero este conocimiento no tiene por que ser impartido en la escuela. Cada uno, en casa, puede buscar información sobre lo que le guste. Si a mi me gustan los animales, puedo llegar a casa e indagar sobre lo que me gusta. Pero en el colegio no se tiene por que aprender cuál es el proceso de fotosíntesis si realmente no me importa y conforme me lo expliquen lo voy a olvidar. No sirve para nada. Otra cosa es que este mismo proceso se explique mediante juegos que diviertan a los niños. Pero la misión fundamental que sea divertirlos. Y ya que se lo pasan bien, que aprendan de camino.

Leyendo información sobre los resultados de los exámenes de la Comunidad de Madrid a los aspirantes a ser maestro, llego a la conclusión que la culpa no es de los que han suspendido, sino de la metodología que han seguido para enseñarles esos conocimientos que han olvidado. Y, si además, no les importaba por qué provincias pasa el Duero (por ejemplo), pues al día siguiente (o incluso a la hora) de la explicación se había olvidado.

Lo que realmente les importa a los estudiantes es pasarlo bien y no aburrirse en clase, y la enseñanza de esos conceptos no tienen nada de divertido. ¿Por qué no se les lleva de excursión a una montaña, y se les dice que allí es donde nace un río, por ejemplo? Estoy seguro que así no se les va a olvidar. Todo se basa en la metodología del profesor, y eso se debe aprender antes de tener tu titulación.

Realizamos una entrevista a Francisca Valdivia, que pertenece al departamento de Didáctica y organización escolar de la UMA y una de las organizadoras de las Jornadas Nacionales de Evaluación Educativa. En ella, se tratan los temas sobre estilos de enseñanza-aprendizaje o la evaluación en el ámbito universitario. Aquí es, por ejemplo, uno de los lugares donde se puede aprender a ser maestro. Francisca nos decía que después de estas jornadas, pasarán dos o tres años para poder volver a realizar una, debido a que supone un trabajo añadido y no tienen tiempo para ello (por culpa de la subida de horas a los funcionarios, por ejemplo). Comentó que las próxima jornada podrían ser sobre las distintas metodologías de aprendizaje, tema más que interesante y sobre el que se basa gran parte de la educación de los niños. Según la metodología con el que el niño reciba el aprendizaje, éste le servirá o no para un futuro. Este tipo de eventos no deberían tener problemas de tipo económico o de falta de tiempo, como tiene, puesto que deberían ser actividades subvencionadas porque sirven verdaderamente para la formación de un maestro, y eso nos incumbe a todos, docentes o no. ¿O queremos que nuestros niños se pongan en mano de alguien que realmente no sabe ser maestro? Casi cualquier aprendizaje puede llegar a ser bueno, pero siempre que invite a la reflexión y que levante la curiosidad del alumno. Si las clases aburren, algo estamos haciendo mal.

Se puede saber ser maestro antes de serlo, pero también se puede ser maestro sin saber serlo. Y eso, desgraciadamente, pasa mucho aquí. Tenemos muchos no, muchísimo docentes en nuestro país. Pero que realmente saben desempeñar bien su trabajo de enseñanza, no tenemos tantos, por lo menos visto desde mi propia experiencia.

martes, 12 de marzo de 2013

La escuela que queremos gracias a la entrevista de Víctor Abella

La entrevista a Víctor Abella, la cual podéis ver aquí, no hizo más que afianzar la idea de que la escuela que necesitamos es la que ayude al niño a ser libre. Como bien dice Víctor, las TIC no sirven para nada si se sigue con el aprendizaje memorístico. ¿De qué nos sirve, por ejemplo, realizar un trabajo en Internet de copiar y pegar? Para nada. Lo único que hacen así es que el niño se acomode en clase, pues lo que antes hacía escribiendo ahora solo tiene que dar un par de clicks con el ratón y ya está, trabajo realizado. Me atrevería a decir que incluso aprenden menos que sin ellos.

La entrevista a Víctor llegó a una fase en el que el tema principal era Finlandia, que es el modelo educativo "de moda", gracias a lo visto en televisión. Víctor decía que el aprendizaje memorístico era casi inexistente allí y que el trabajo de docente era de los más valorados y de más prestigio social. ¿Igual que aquí, no? El hecho de que en España el trabajo de docente sea ninguneado es culpa de todos, que desde fuera nos creemos las mentiras que dicen los que no entienden nada de esto. Para empezar, fijaos si es importante el oficio de docente, que es el único trabajo que a su vez forma a todos los demás trabajadores. Para ser cualquier cosa en la vida, antes has tenido que pasar por manos de un docente. Pero eso lo hace cualquiera. Y es cierto, lo hace cualquiera, cualquiera que quiera hacerlo mal. Un niño de 14 años puede sentarse en una mesa y decir: "esto cae en el examen" y a volar. Por eso el trabajo de docente no está valorado, porque todos creen que esa es la buena forma de educar y eso lo hace cualquiera. Esa es la mentalidad que hay que cambiar.

Me llamó mucho la atención que cuando Víctor describía el modelo educativo de Finlandia, a su vez parecía que estaba reproduciendo la conferencia de Francesco Tonucci. Una escuela de todos, en la que se le da responsabilidad al niño, una escuela en la que el niño tiene una participación activa, que participan con el profesorado en la elaboración del curso. Y ahí están los resultados, por si alguno necesita pruebas sobre si este modelo educativo que se plantea es bueno o no, que se documenten sobre la educación en Finlandia. No sé si será la mejor, tampoco la conozco completamente, pero los datos dicen que es muy buena. Los resultados están ahí.

Solo me queda plantear una paradoja que añadió Víctor en la entrevista: si el trabajo de docente en Finlandia es de los más valorados en su sociedad, ¿porque el sueldo es inferior al de muchos países europeos?

miércoles, 6 de marzo de 2013

Preparado para el cambio


Este vídeo (el cual recomiendo visualizar para enterarse de algunas de las cosas que están ocurriendo en nuestro país) refleja uno de los grandes errores de la educación actual: la enseñanza de conocimientos que nos preparen para la vida laboral y la sociedad mediante modelos rígidos y autoritarios de aprendizaje memorístico, sin dejar al alumno reflexionar y pensar por sí solo.

Este señor protesta sobre el planning que hay sobre el aprendizaje, enseñando a los alumnos a leer a los cinco años, añadiendo que lo correcto sería hacerlo a los siete. Bueno, hay discrepo un poco con él. Es verdad que a los niños se les pide demasiado respecto a la edad que tienen. Porque son eso, niños. Pero creo que los conocimientos básicos (leer y escribir) están planificados a la edad correcta. Si es verdad que se pueden realizar de otras formas (mediante juegos, por ejemplo), pero lo que es la edad pienso que es la correcta para aprender estos conocimientos.

La idea fundamental que saco de este vídeo es la necesidad de hacer aprender a los niños haciendo que se diviertan, que es la mejor manera de enseñar a chicos de esa edad. Sea el aprendizaje que sea, siempre habrá una forma divertida de enseñárselo a tus alumnos. Además, pienso que viendo a tus alumnos aprendiendo y divirtiéndose a la vez tiene que producir una satisfacción enorme.

Este señor es banquero, puede criticar el sistema educativo pero él, de forma directa, no puede cambiarlo. En cambio, yo, que me estoy formando para ser docente, sí que puedo aportar mi grano de arena de forma directa. Y lo voy a intentar.



martes, 26 de febrero de 2013

Aprendizaje y diversión...¿unidos?

Hoy hemos visto en clase con Miguel Sola una conferencia de Francesco Tonucci, pedagogo italiano. Durante toda mi vida, lo de ver vídeos de este tipo me ha aburrido bastante y pensé que este sería más de lo mismo. Pero el tema era tan interesante e importante para mí, que se me ha hecho corta. Resulta que durante toda mi vida he pensado que la escuela que tenemos era la correcta, que el hecho de que los niños estén cinco horas sentados y en un aula cerrada era normal, cómo iban a estar si no. Pero Tonucci me ha abierto los ojos. ¿Y por qué es lo normal? Pues porque la educación que hemos tenido no ha sido verdaderamente una educación, sino una instrucción, y nos han inculcado lo que supuestamente es normal. Y estar cinco horas sentados es aparentemente normal.

La verdad es que es muy triste que a un niño desde pequeño ya empiecen a formarlo para el trabajo. En infantil te preparan para primaria, en primaria para secundaria, y así hasta que terminas los estudios. Estoy seguro que un niño puede aprender disfrutando y que pueda a llegar a gustarle la escuela. Pero desde luego mediante la metodología de la mayoría de docentes no. Eso de hacer que el niño memorice sin reflexión propia, ¿qué tiene de bueno? Habrá padres que estén más pendientes de sus hijos y les "obliguen" a estudiar. Sacarán la clase adelante y a los dos días no sabrán nada de lo estudiado. Y después están los niños que por diversas circunstancias no tienen un apoyo familiar suficiente para inculcarles el estudiar. Al final, el resultado es: niños que aprueban y se olvidan de lo estudiado, y niños que suspenden y no saben nada. ¿Aprendizaje? Ninguno. ¿Esto es lo que quiere el gobierno? ¿Trabajadores que no sepan nada? Quizás sí. Cuanto menos sepan, menos protestan. Serán mas manejables y controlables.

Con la implantación de la LOMCE, pienso que lo que quiere el gobierno es que los niños estudien desde pequeños, que haya niños que suspendan y, por tanto, producir una gran segregación entre listos y torpes, sin saber que los torpes son ellos haciendo que chicos que tienen más problemas (temas familiares, de entorno) tengan el doble de inconvenientes para tener una educación digna. Retrocedemos en el tiempo y así no, España, así no.

Mi pregunta es: ¿no es más fácil hacer una clase amena y divertida para que APRENDAN y se DIVIERTAN todos? es más, ¿aprendizaje y diversión no podrían ir de unidos de alguna manera? Y, si esto ocurriera, ¿es verdaderamente positivo esto para el gobierno? Pienso que no, y he aquí el porqué tanto control y vigilancia en la educación.

miércoles, 20 de febrero de 2013

El collar antes que el perro

Hoy hemos tenido la primera clase de "Psicología del desarrollo y la educación en edad escolar" y, aunque es la primera, he aprendido bastantes cosas. Me ha llamado la atención un dato que ha comentado la docente y que, siendo verdad, nunca me había percatado, a pesar de que he sido víctima de esa inadecuada acción. Resulta que hay profesores que se dedican a estimular a sus alumnos a realizar un trabajo práctico de temas que todavía no se han explicado de modo teórico. Yo he sufrido esta forma de "enseñar" en mis propias carnes, y en todas las ocasiones me he limitado a buscar información en Internet sobre la tarea que tenía que presentar y de la que no tenía ni idea. Encontraba información, si, y conseguía realizar el trabajo, pero el problema era que esa información solo me servía para aprobar (vale, si, mi objetivo número uno hasta hace no mucho), pero lo que es aprender no aprendía nada. Y es que no puedo entender y reflexionar sobre algo que no me han explicado nunca. Al leer los trabajos de cada alumno y calificarlos, el docente la mayoría de las veces comenzaba a lanzar críticas sobre ellos, y a cuestionarse si de verdad entendíamos lo que habíamos hecho. Evidentemente, interrogaba a muchos alumnos y la mayoría no sabían contestar, o lo hacían de forma incorrecta. Seguidamente, explicaba toda la teoría enfadado, alegando frases como "no sé que tiene esto de difícil" o similares.

Bien, mi pregunta es, ¿No hubiese sido mejor explicar antes toda la teoría para realizar una posterior práctica? Una de las razones básicas para explicar antes de encomendar una tarea, es que si a un niño le estás explicando algo sobre lo que ya a trabajado, un alto porcentaje de ellos no pondrá demasiado interés. En cambio, si de lo que explicas tienen que trabajar posteriormente, seguro que estarán más atentos y recogerán datos que les pueda ser de ayuda. Así, yo hubiera sabido lo que buscaba y encontraba desde un principio y podría haber profundizado más en los temas que yo viese más importantes. Y, sobretodo, HUBIESE APRENDIDO. Invito a todos los docentes, realizadores de esta actividad inapropiada, que lean esta humilde opinión, y que hagan el experimento de hacer sus clases ordenadas: primero teoría, después práctica. Vean el resultado, y comparen. No les aseguro mejores resultados, porque no hay nada seguro en esta vida, pero hay una alta probabilidad de que haya mejores resultados entre sus alumnos.

La cruda realidad es que muchos docentes no se dan cuenta de lo que están haciendo. Son inconscientes. Y los que realizan este tipo de educación son eso, inconscientes que creen que sus alumnos están aprendiendo. Y hablando concretamente en mi caso, os digo que con este tipo de profesores, aprender, lo que se dice aprender, he aprendido poco. Y es que muchos docentes prefieren dar el collar sin tener el perro, sin saber que éste no tiene ningún uso por si solo.